martes, 11 de agosto de 2009

Balance de seis meses

Más o menos hace medio año del último gran cambio de mi vida (tampoco me pidáis más precisión). Cuesta aceptar que hay cosas que acaban irremediablemente, y tuve miedo. Aun así logré darme cuenta de se abrían mil puertas. Libertad, qué gran tesoro para el que sabe utilizarla. Yo aprendí rápido: incrementé el ritmo nocturno (algo que siempre deseé hacer pero por unas cosas o por otras no podía), conocí mucha gente nueva, di un paso hacia la locura, cumplí sueños y fortalecí amistades y relaciones olvidadas. Receta para ser feliz. A eso no hay más que unirle ser uno mismo. Todos los que me conocéis sabéis que no me callo si se me ocurre alguna burrada o algo mínimamente ingenioso. Soy asi, nunca lo hice por agradar o dejar de hacerlo. Me siento bien así. Quizá es el momento de mi vida en que mejor me siento.

Esta es la edad. Ya llegará el momento de otras cosas... We are the youth gone wild, decía Skid Row. Siempre me parecieron inmaduras las personas que van de relación larga en relación larga, pero ahora aprendí a respetar su opción. De todas formas, creo que os perdéis lo mejor de la vida, que es cambiar y probarlo todo. Lo que no hagas con 19 es jodido que lo hagas con 28. Aún así respeto todas las opciones.

Más de uno dirá que el inmaduro soy yo por tener que hacer balance. Otros me echarán en cara tener un recuerdo. Para mí, la mayor muestra de inmadurez es no aceptar tu propio pasado. Y el balance me parece necesario... es mejor que se pare el tren y mirar que todo va bien, que si no... que no me entero (Platero y tú)

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