domingo, 15 de marzo de 2009

Veinte minutos

Veinte minutos dan para mucho si se pasan con la persona correcta. Por veinte minutos sería capaz de perder dos horas. Por veinte minutos en que yo sienta lo que tú sientas, en los que vea lo que veas. Veinte minutos en los que tu mirada sea la que me hable. Veinte minutos convertidos en una hora, en dos, en 24. Bajo una ducha caliente. Entre sábanas y mantas. Con ventanas abiertas y persianas cerradas. Pero todo habrá empezado gracias a veinte minutos.

Me dan miedo las noches por acabar con la persona que no debo. Me asustan las mañanas por amanecer con quien no debería. Qué pena que me encante lo imposible. Qué lastima tener que ir desconectando bombas.

Estoy colgao, pero eso lo he estado siempre. Lo que no sé es si estoy colgao de alguien, estoy colgao de algo, o simplemente estar colgao es mi forma de ser, colgarme de lo primero que me haga olvidar los problemas. No sé si esto se lo escribo a una persona, a dos, o a cinco. De hecho, no sé si se lo escribo a alguien o a algo. Quizá el único destinatario de esto sea yo mismo. Lo único que sé es que me encanta este momento porque siento cosas que hacía mucho, demasiado tiempo que ya no sentía. Y no hablo de un mes, precisamente.

Sykler

PD: Siento que haya habido tanto tiempo sin entrada.

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